
Frío o calor ¿Qué es mejor aplicar en una zona dolorida?
La elección entre sí utilizar frío o calor en una zona dolorida cuando tienes dolor muscular puede ser difícil si no cuentas con la información necesaria. Por eso, como sabemos que en ocasiones resulta complicado saber cuál de las dos opciones es la mejor, te explicamos en qué situaciones es mejor utilizar calor o frio para reducir el dolor.
Cuándo aplicar frío
Cuando acabas de tener una lesión y la zona se encuentra inflamada, la mejor opción es aplicar frio ya que ayuda a reducir la inflamación y a calmar el dolor. Por lo tanto, en las primeras horas tras la lesión, es mejor utilizar el frío.
También resulta aconsejable utilizar frío cuando se haya producido una contusión, chichón, esguince o morado en la piel. Cuando sufres un golpe o te produces una lesión muscular, el frío puede ser fundamental para evitar problemas como hematomas o una mayor inflamación.
En el caso de los dolores de cabeza, también es aconsejable recurrir a la aplicación de frío. En este caso, la aplicación de frío será aconsejable tanto en su versión húmeda, con compresas, o en seco utilizando bolsas de hielo con la precaución de no colocarla directamente sobre la piel, lo mejor es usar una funda o un trapo para envolverla.
El frío tiene propiedades antiinflamatorias, lo que resulta de gran ayuda ante una lesión, así como también su capacidad de reducir el dolor adormeciendo la zona y evitando el exceso de flujo sanguíneo. Sin embargo, es recomendable no utilizar el tratamiento de frío sobre heridas que no hayan curado o en personas que tengan problemas de circulación, ya que estos podrían empeorar.
Cuándo aplicar calor
Cuando aplicas calor a una zona del cuerpo, esta recibe más sangre. Esto significa que, en los casos de una lesión que haya producido inflamación, no es aconsejable la aplicación de calor.
Sin embargo, la aplicación de calor puede ser muy positiva en otros casos. Como el calor produce una dilatación de los vasos sanguíneos, se beneficia el aporte de oxígeno y nutrientes a la zona. De esta forma, se reduce la presión que pueda haber sobre las articulaciones y se alivia el dolor en los músculos. Por eso, el calor es uno de los métodos más utilizados para tratar problemas crónicos, como por ejemplo la artritis.
El calor es muy positivo cuando tienes espasmos musculares o falta de flexibilidad en ligamentos o tendones. Sin embargo, no te recomendamos aplicar calor si tienes una herida que continúa sangrando, ya que esto favorece que sangre aún más.
Las dos terapias, de frío o calor, son la forma más socorrida de paliar el dolor o la inflamación cuando sufres una lesión muscular.
Indiferentemente de cuál de las dos terapias necesites recuerda utilizar después un Gel con Árnica ya que es el complemento de toda terapia anti-dolor.
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